Tomás Luis de Victoria es uno de los músicos más internacionales de España, conocido y valorado en todo el mundo. Este año se celebra el cuarto centenario de su muerte y multitud de instituciones dentro y fuera de España le rinden tributo. Estamos a la espera de conocer si su Ávila natal va a rendirle el homenaje que se merece, por méritos propios y por el tirón que podría obtener la ciudad en su promoción turística y cultural.
No hay más que observar el ejemplos como el de Cuenca, que en su Semana de Música Religiosa programa habitualmente al abulense y este año ha sido objeto de una atención extraordinaria. Dejando aparte consideraciones culturales, deberíamos hacer caso a esta figura excepcional, aunque sólo fuese por los réditos económicos que puede reportar el explotar los atractivos del músico abulense más universal. Mientras llega ese momento, hemos echado mano de las hemerotecas, buscando en épocas pasadas las respuestas a los problemas de nuestro tiempo. Allí encontramos curiosas a la par que esclarecedoras respuestas. Aún a riesgo de ser políticamente incorrecta, citaré durísimas opiniones de eminentes musicólogos y personajes del mundo de la cultura y del periodismo.
El diplomático y musicólogo Rafael Mitjana escribió estas palabras en 1909 a propósito de Tomás Luis de Victoria:
«En una de mis excursiones a Ávila pude observar que la venerable ciudad castellana tiene bien olvidado a uno de sus más preclaros ciudadanos, contemporáneo glorioso de su ilustrísima hija, la mística doctora Teresa de Jesús. Refiérome al ínclito Tomás Luis de Victoria, compositor admirable, émulo y rival de Palestrina, creador del arte expresivo y honra y prez preciada y preciosa de la música española.»
Destaquemos entre la hojarasca de adjetivos y epítetos altisonantes la observación del desinterés y el olvido.
Felipe Pedrell, el primer biógrafo de Victoria, escribió su obra Tomás Luis de Victoria, abulense en 1918. Le había precedido la edición de sus Obras Completas, que tuvo que ir a editar al extranjero, con la editorial Breiktop&Hartel, de Leipzig. Pues bien, Pedrell se queja amargamente de la escasa acogida que tuvieron sus investigaciones sobre Victoria en Ávila. Transcribamos sus palabras, del capítulo 30, titulado “Breve historia de los olvidos de Ávila”, pues son suficientemente expresivas y vehementes, como era el mismo autor:
«Y lo más triste es que Ávila ha olvidado a uno de sus hijos más preclaros. No logré despertar el interés de una sola persona en Ávila, ni siquiera la atención de que se me escuchara cuando con incansable afán a prueba de sinsabores y de…desatenciones (no quiero escribir la palabra propia), pedía un dato, trazaba una pista de investigaciones llamando a todas las puertas. ¿Y qué mucho que me sucediese todo esto cuando en el pedestal de la estatua levantada a la mística doctora, en el cual se grabaron los nombres de los varones insignes de Ávila y de su provincia, no se tiene la satisfacción de leer, ni siquiera al lado del nombre del maestro Sebastián Martínez Vivanco (sic), el del insigne abulense Victoria? La historia de ese y otros olvidos es deplorable. Júzguelo el lector.»
Pedrell escribió a un conocido para que le buscara datos en los archivos abulenses y esta es la carta que recibió de su amigo:
«He preguntado y dado nota a los curas a ver si se encuentra la partida de bautismo del Sr. Vitoria (sic ¡Señor Vitoria!), si alcanza a aquella época. He visto el Ayuntamiento y no se encuentra nada. Me ha ofrecido un anticuario traerme las noticias que encuentre. En la catedral, nada.»
Y termina el mismo Pedrell con un comentario amargo e irónico:
«Nada, nada, nada. ¡Afortunadamente, para mí, el anticuario trajo las noticias que encontró! ¡Peregrinas! Copió lo que escribe Saldoni en su Diccionario y … ¡todavía no he salido de mi asombro!»
Pero demos un salto en el tiempo, a ver si cambian las sinergias, como se dice muy pomposamente en estos últimos tiempos. En 1940 se celebró el IV centenario del nacimiento del músico abulense, ya que por aquel entonces se creía que Victoria había nacido en 1540. En Ávila se formó una comisión de resonancias nacionales y muy al uso de la época, que quedaría encargada de la organización de los actos conmemorativos. El ABC del viernes 12 de abril de 1940 reseña la creación de esta comisión:
«Centenario del eminente músico español Tomás Luis de Victoria. En Ávila se constituye la comisión organizadora del centenario. Ávila, 11 noche. Bajo la presidencia de los gobernadores civil y militar, prelado de la diócesis, presidentes de la Audiencia y Diputación, alcalde y representación y Centros Oficiales, se ha constituído esta noche en el salón de actos del ayuntamiento la comisión organizadora del centenario del eminente autor de música sagrada Tomás Luis de Victoria, hijo de Ávila. Declarado nacional por el Ministerio de Educación Nacional el centenario, el ministro ha ofrecido venir a esta ciudad; además afluirán varias corales españolas para dar conciertos de las obras del maestro abulense, de fama mundial. La primera anunciada es la de Zamora. En la reunión reinó el mayor entusiasmo.»
El 4 de mayo de 1940 se iniciarán los actos con una misa solemne cantada por la Masa Coral Zamorana. En días posteriores se haría un concierto en el Teatro Principal, al que asistiría el Ministro de Educación Nacional, subsecretario, el Marqués de Lozoya, el P. Otaño y otras personalidades. (ABC Madrid, martes 30 abril 1940) El P. Otaño pronunció en esta ocasión un discurso, que fue radiado a toda España. El canónigo Ferreol Hernández y el subsecretario Jesús Rubio pronunciaron también sendos discurso, en unos actos que fueron fuertemente apoyados por el nuevo régimen franquista, deseoso de extender e imponer sus señas de identidad. “Ávila se asoció a la solemne fiesta como en día de gran gala. Toda la ciudad estuvo adornada con colgaduras, gallardetes y banderas”. (Revista Ritmo nº 141. Diciembre 1940) El 27 de agosto del mismo 1940 tuvieron lugar otros actos. Una misa en la catedral, presidida por el obispo, en la que “la capilla de música interpretó la misa de Perossi y el Ave María de Victoria”. Por supuesto, asistieron al acto “las autoridades civiles, militares y jerarcas del Movimiento. Las naves del templo estaban llenas de fieles”. (ABC Madrid, 28 agosto 1940).
Dos décadas más tarde, en 1961, se celebró por todo lo alto el 350 aniversario de la muerte de Victoria. Parecen grandes las resonancias que tuvo esta celebración hace ya 50 años. Los mejores musicólogos del momento aunaron esfuerzos para celebrarlo. En Santiago se realizó el IV Curso de “Música en Compostela”, dedicado al estudio e interpretación de la música polifónica de Tomás Luis de Victoria. El P. Samuel Rubio aprovechó la efemérides para publicar una resumida biografía del músico, llena de datos de primera mano, titulada “A los 350 años de la muerte de Tomás Luis de Victoria”.
En 1970 comenzó a celebrarse la “Semana de Polifonía de Ávila”, organizada por la Comisaría General de la Música, de la Dirección General de Bellas Artes, junto con las autoridades provinciales. Las jornadas se empezaron a hacer en octubre, como homenaje a la omnipresente santa Teresa, y el primer concierto estuvo integrado por obras de Victoria. Unos años después, en 1976 el cronista del ABC Leopoldo Hontañón relata el escaso eco que ha tenido el concierto de la VI Semana, interpretado por el London Oratory Choir en la iglesia de San Vicente. Estas son sus palabras:
«El primer comentario he de situarlo entre la extrañeza y el desencanto: ¿cómo en la tierra de Tomás Luis de Victoria no se llena un recinto que no es grande para escuchar un concierto casi enteramente dedicado a su música y encomendado a un conjunto del que se tenían las mejores referencias? Respuestas como ésta acabarán por obligar a la Comisaría de la Música a replantearse la actual fisonomía de Semanas y Decenas, ya de por sí de dudosa rentabilidad social.»
Desgraciadamente, cualquiera de los siete o trece melómanos abulenses actuales firmarían estas palabras aplicándolas a cualquier concierto de música antigua que se celebre en Ávila.
Seguimos avanzando en el tiempo, y ya cercanos a nuestros días nos encontramos con que en 1998 se celebró el 450 aniversario del nacimiento de Victoria. El homenaje oficial tuvo lugar en la catedral de La Almudena de Madrid, donde el Coro Nacional de España dirigido por Rainer Steubing-Negenborn se esforzó por interpretar un repertorio que no está entre sus preferencias, la misa Pro Victoria. El concierto estuvo adornado por la asistencia de la reina Sofía, del cardenal arzobispo de Madrid Rouco Varela, del vicepresidente del gobierno Francisco Álvarez Cascos, la ministra de educación Esperanza Aguirre, y el alcalde de Madrid Jose Mª Álvarez del Manzano.
Otros tiempos, mismos problemas y situaciones. Hay que darle la vuelta a la tortilla, espantar viejos fantasmas del pasado y arrimar el hombro todos juntos para ofrecer desde Ávila al mundo los valores abulenses y universales de que Victoria es modelo. Si lo hacemos, otra mirada sobre Victoria y sobre nosotros mismos es posible.