Intérpretes: Capella de Ministrers, Carles Magraner
Discográfica:Licanus
Ya hemos observado cómo en los últimos años se ha extendido una nueva forma de editar grabaciones discográficas de Victoria: agrupando en el mismo registro composiciones variadas en formato, plantillas, cronología, extensión o importancia, pero unidas por el hilo conductor de la temática textual o, si lo prefieren, del contenido. El ejemplo más común es el de las obras marianas, que en el caso de Victoria son, tanto por su cantidad como por su calidad, altamente significativas. Como escribe Juan Carlos Asensio en las notas al disco, en todos sus impresos – excepto en aquellos específicos com el Officium Hebdomadae Sanctae o el Officium Defunctorum – Victoria dedica varias obras a la advocación mariana: motetes, himnos, magnificats y misas, pero sobre todo hemos de recordar la edición de una colección de inspiración exclusivamente mariana: » Cantica beatae Viriginis, vulgo Magnificat quatuor vocibus. Una cum quatuor antiphonis…» publicada como saben en Roma en 1581.
En este registro Capella de Ministrers presenta un pograma que abarca composiciones marianas – en su mayoría motetes – escritas para un tiempo festivo: las liturgias de Adviento, Navidad y Epifanía.
Muchos de los motetes selccionados están entre los más difundidos ante el gran público, por ejemplo el apócrifo Ave Maria a 4 partes, una concesión díficil de explicar; junto a este el también popular O Magnum Mysterium a 4, el tituladoQuem vidistis pastores a 6 o el Regem caeli y Gaude Maria Virgo a 5, ambos escritos para voces agudas; cierra el recorrido el Ave Maria a 8 para doble coro publicado en Venecia en 1572 que Victoria, siguiendo su bien conocida costumbre reeditó hasta en ocho ocasiones, tal como nos cuenta Ignacio Deleyto Alcalá en sus interesantes notas al disco.
En cuanto a la interpretación, Magraner se decanta por una formación vocal mixta (dos sopranos, altus, dos tenores, y un bajo ) que se refuerza con el coro de cámara L’ Almodí
(doce cantores), a los que suma, siguiendo las prácticas interpretativas históricamente informadas de última generación, un conjunto de ministriles integrado por flautas, cornetto, sacabuches, bajón, chirimía y órgano.
Bien, con este pequeño ejército, Carles Magraner, aprovechando que estas son piezas destinadas al tiempo litúrgico más festivo, alegre y libre en la praxis de todo el año, es decir, la Navidad, recrea en este registro un catálogo de todas las formas posibles con que los ministriles podrían jugar con las voces: policoralidad, doblándolas, haciendo glosados o lecturas a solo, en bloques alternos o todos a una…oímos de todo con todos. Y he aquí el problema: al no haber prioridades, en este registro los planos sonoros se emborronan, el contrapunto se diluye, la versión pierde transparencia y vigor. Resultado: si bien el objetivo es obviamente el contrario, todo suena igual que todo. Por otra parte, las tomas de sonido, llevadas a cabo en la Iglesia de Santa Maria de Requena ( Valencia ), tampoco son lo nítidas y vertebradas que cabría desear. En una palabra, el defecto es la saturación.
Es curioso como se parece este trabajo al editado – y claro está, comentado en esta sección – hace nada menos que veinte años por Jordi Savall, modelo de la versión que ahora revisamos: el concepto sonoro es el mismo, la forma de trabajar la música del abulense también y el repertorio, dedicado a la Virgen, similar. Para que no haya dudas, ya decíamos que Magraner abre su registro con el apócrifo Ave Maria a 4, igual que hizo Savall en su entrega. Y veinte años en genealogía de la interpretación son muchos, no, muchísimos años.
Es una lástima, porque el vestido de este registro se ha cuidado extraordinariamente; se presenta en formato libro-disco de una belleza y calidad admirables, poco comunes. Sólo por esto ya valdría la pena adquirlo. La portada es una reproducción de alta calidad del óleo » La Anunciación » de Zurbarán, depositado en el Museo de arte de Filadelfia; en el interior nos encontramos con otras obras maestras de nuestro pintor y el fácsimil de una carta de Victoria dirigida al cabildo de la Catedral de Jaén en 1601. La edición es un regalo. Eso si, para la vista.
INÉS MOGOLLÓN