Bajo la dirección del maestro alemán Christoph König, el Coro RTVE interpretó como concierto de clausura de la octava edición del Festival Internacional de Música Abvlensis el Officium Defunctorum
Bajo la dirección del maestro alemán Christoph König, el Coro RTVE interpretó como concierto de clausura de la octava edición del Festival Internacional de Música Abvlensis el Officium Defunctorum, una de las obras maestras de Tomás Luis de Victoria. Fue el 30 de agosto de 2019 en la Catedral de Ávila. RTVE emitió este concierto en La 2, y a partir de esa grabación Warner Classics publica ahora un DVD y CD.
El programa fue exactamente el mismo que esta agrupación grabó en 1974 para el sello Hispavox (Colección de Música Antigua Española, volumen 21) que, dirigido por Alberto Blancafort, recogía el Officium defunctorum de Tomás Luis de Victoria, el motete Vere languores a 4 voces (CATB), el Ave Maria a 8 voces para doble coro (CATB – CATB), ambos publicados por primera vez en la colección impresa en 1572, y el Ave Maria a 4 voces, hoy considerado apócrifo.
El técnico de sonido de aquel registro fue Peter Willemöes y la toma se efectuó en la iglesia de San Bernabé de El Escorial, encargada por Felipe II al arquitecto Juan de Herrera. La grabación, que recibió el Premio Nacional para Empresas Discográficas en 1976, fue producida y anotada por Roberto Pla, fundador de los Cantores Clásicos, germen del que más tarde será el Coro de Radio Nacional de España, predecesor a su vez del Coro RTVE que ahora escucharemos. En sus notas a aquel disco, Pla destaca «la portentosa manera de cuidar la dicción del texto, la técnica de contrapunto y esa inteligencia expresiva que convirtió a Victoria en uno de los más grandes músicos de la Historia».
En la escucha, esa inteligencia expresiva, realzada en esta pionera grabación del Officium defunctorum, nos traslada a una tradición interpretativa de raíz decimonónica y espíritu cecilianista, aquella que también Manuel de Falla exploró en sus personalísimas aproximaciones a la música de Victoria que el compositor definiría, precisamente, como versiones expresivas: lecturas interpretadas a cappella por agrupaciones vocales de gran formato caracterizadas por tempi moderados, acentuados contrastes dinámicos y una agógica vehemente.
La portentosa manera de cuidar la dicción del texto, la técnica de contrapunto y esa inteligencia expresiva que convirtió a Victoria en uno de los más grandes músicos de la Historia.
Volviendo al programa y como es bien sabido, Tomás Luis de Victoria escribió el Officium defunctorum para las exequias de la emperatriz María de Austria celebradas en la iglesia de las Descalzas Reales de Madrid los días 18 y 19 de marzo de 1603. Victoria fue capellán de la Emperatriz durante largos años y tras la muerte de su protectora el gran compositor abulense ejerció también como organista en dicha institución.
El Officium está compuesto para seis voces (CCATTB) y, como decíamos, fue interpretado por primera vez en 1603 y publicado en Madrid en 1605: Thomae Ludovici de Victoria, Abulensis, sacrae Caesare Maiestatis Capellani. Officium Defunctorum, sex vocibus. In obitu et obsequiis Sacrae Imperatricis. Nunc primum in lucem aeditum. Cum permissu superiorum. Matriti, ex Tipographia Regia.
La dedicatoria está dirigida a la princesa Margarita, hija de la emperatriz María y del emperador Maximiliano de Austria, y en ella Victoria describe las cualidades de tan alta familia.
En lo que respecta al ceremonial, escribe Alfonso de Vicente que por aquel entonces los capellanes cantores del monasterio madrileño eran ocho, además de un maestro de capilla, un organista y un bajonista. Sabemos también que en las Descalzas Reales había niños cantores.
Las crónicas recogen que para aquellas exequias acudieron además cuatro cantores de la catedral de Toledo, con lo que podríamos concluir que el número de cantores (ocho de las Descalzas y cuatro externos) parecía adecuarse a un coro con un mínimo de dos cantores por parte para interpretar una misa a seis voces, si bien no se puede asegurar ⏤continúa de Vicente⏤ que cantaran los ocho cantores de las Descalzas, pues un informe un poco posterior (1610) revela que los cantores capellanes estaban «viejos y con achaques y enfermedades y tenían quebradas las voces».
Así es, con su Officium defunctorum Tomás Luis de Victoria cerró con todo esplendor su extraordinaria producción, una etapa gloriosa de la música española, y la octava edición del Festival Internacional de Música Abvlensis.
En cualquier caso, y con independencia del contexto interpretativo en el que nos situemos, en los últimos años el Officium defunctorum se ha convertido, con toda razón, en la más célebre de las colecciones impresas por Victoria, y en la más grabada del compositor español más grabado de todos los tiempos. Pero no siempre fue así: recordemos que la edición del Officium defunctorum de Bruno Turner, que tanto contribuyó a la difusión de esta obra en el entorno anglosajón, se publicó en1988, de ahí la consideración que merece aquella visionaria grabación del Coro RTVE, que cumple ahora cuarenta y cinco años.
Para terminar, insistir en que el Officium defunctorum es una cumbre del Renacimiento musical, una obra maestra absoluta de la polifonía vocal, de una perfección y una intensidad expresiva sobrecogedoras. Por añadidura, y a mayores de su relevancia musical, esta obra tiene, desde una perspectiva histórica, un evidente valor simbólico, pues no es sólo la última obra que Tomás Luis de Victoria dio a la imprenta, su canto del cisne, tal y como él mismo escribe en la citada dedicatoria, es así mismo el epílogo de una forma de entender nuestro arte.